Desde
el instante en que empezamos a identificar sentimiento alguno por una persona,
sentimos miedo de que en algún momento otro ente pueda llamar la atención de
ese ser querido y convertirse en quien ocupe sus pensamientos y te arrebate la
posibilidad de prioridad en su vida o simplemente te quite algo que tu
consideres te pertenece, aun no siendo así.
La palabra celos trae consigo un
conjunto de miedos que abarcan desde lo más mínimo hasta lo más complejo, desde
una sonrisa hasta una palabra, desde una mirada hasta una confianza, desde
tenerlo todo hasta tener nada.
Sentir celos no es más que una
muestra de nuestra inseguridad sobre lo
que estamos haciendo y como lo estamos haciendo, ya que al dar a demostrar este
sentimiento es un reflejo de que sabemos que no lo estamos haciendo bien, pero
no sabemos en qué estamos fallando.
Jacques Cardonne lo denominaba
como “El vicio de posesión”, mientras que otros
lo definen como mucho, yo lo defino como una respuesta natural del ser
humano ante una amenaza de perder algo o alguien por quien se tiene un
sentimiento.
Estos no dependen de condición económica,
educativa, sexo, raza o condición social, son naturaleza del ser humano mismo,
a todos nos ha tocado sentir celos en algún momento de nuestras vidas…
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