Cómo aceptar los cambios sin sufrimiento

Muchas veces, incluso en medio del dolor y la insatisfacción, nos gustaría permanecer en el pasado, manteniendo las mismas quejas y lamentaciones que impiden nuestro crecimiento y avance. Cuando algo comienza a incomodarnos, la crisis comienza a aparecer en nuestras vidas.
 
En ese momento, lo mejor que podemos hacer es un balance consciente de lo que está mal, de lo que no funciona como antes y, con valentía y determinación, promover consciente y objetivamente nuestro propio cambio antes de que la vida, la providencia divina, nuestro inconsciente o el destino, se encargue de hacer ese cambio por nosotros. 

Desgraciadamente, existen algunas personas que se rehúsan a cambiar y prefieren quedarse en el pasado, cultivando emociones que, muchas veces sufridas u ocasionadas por situaciones, que de manera obsesiva se rehúsan a pasar, aléjate de todo eso. Debemos aprender como los budistas: a contemplar lo transitorio y a aceptar lo inevitable. 
Cuando aceptamos esa realidad y ponemos atención a lo inevitable de los cambios, podemos relajarnos porque dejamos a un lado el control y entramos en sintonía con la energía de la fe y de la continuidad natural del flujo vivo y pulsante del Universo. Necesitamos volver a aprender a usar nuestra mente, es decir, necesitamos ejercitarla así como ejercitamos nuestros músculos.
Si colocamos nuestra mirada en la dirección de los nuevos descubrimientos de la física cuántica, encontraremos algunos conceptos interesantes. El primero dice que a partir de muchas experiencias, los físicos descubrieron que durante nuestro proceso mental el cerebro crea un sin número de posibilidades y acontecimientos. 
Sin embargo, el ojo del observador será quien va a discernir y poner en movimiento la energía de la manifestación de un determinado acontecimiento. En el acto de la observación, la consciencia no solo transforma la onda de posibilidad del objeto observado, sino también la onda de posibilidad del cerebro. Es decir, la observación consciente provoca que un determinado evento se manifieste dentro de un sin número de posibilidades. 
Ese enfoque provoca que la posibilidad se convierta en realidad. Es necesario la interferencia de la consciencia para reducir el número de posibilidades de una única realidad, lo que se realiza a través del ejercicio de la libertad de elección y de la recuperación de nuestro poder. 
La nueva era es, sin discusión, la era de la consciencia que es la base de la existencia.

El escepticismo y la baja autoestima, por ejemplo, se unen naturalmente a la falta de fe e impiden la manifestación cuántica, las cuales bloquean el proceso natural de manifestación, interfiriendo directamente en la intención consciente del observador. 
La consciencia debe ser plena ya que lo es todo en el proceso de manifestación sin ella, nada se manifiesta. Necesitamos aprender, y eso lo hacemos a través de la consciencia de nuestros procesos más profundos, nos libera del ego inferior, es decir, de pensamientos y sentimientos que no valen la pena, baja autoestima e inferioridad. Todos merecemos recibir lo mejor que la vida nos puede ofrecer y eso depende mucho de nosotros. 
por: Terra

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